Tensión por amenazas terroristas en la próxima Eurocopa


Durante demasiado tiempo, los europeos fueron condescendientes con el extremismo musulmán. Los recientes atentados en su territorio la obligaron a un replanteo de seguridad que se pondrá a prueba en el evento deportivo continental que comienza este viernes en Francia.

Antes se creía que el Estado Islámico había desarrollado durante varios años una red de facilitadores, encargados de adquirir armas, alquilar coches y reservar alojamiento para comandos terroristas originalmente entrenados en Irak o Siria. Ahora, el análisis se centra en un modelo de células compartimentadas y autosuficientes, integradas por individuos capaces de realizar diferentes funciones. Un ejemplo de este nuevo y peligroso perfil “multitarea” sería Mohamed Abrini, el confeso tercer hombre del ataque contra el aeropuerto de Bruselas.

Ante el peligro planteado por el yihadismo vinculado al ISIS, Europa se encuentra -en primer lugar- ante el reto de reconocer y combatir una amenaza islamista que implica la capacidad de lanzar periódicamente devastadores ataques terroristas en el corazón de sus ciudades. ¿Qué hay detrás de los ataques terroristas suicidas? Dinero, poder, incitación criminal y sangre fría, nada más.

Lo cierto es los europeos están entendiendo muy lentamente que ningún predicador musulmán jamás se ha volado a sí mismo. Ningún hijo de político o líder religioso árabe lo ha hecho. Si solo fuera la fe y la creencia religiosa ¿No esperaría el lector que algunos de los líderes religiosos lo hicieran o que les dijeran a sus hijos que lo hagan? Si en verdad este es un acto supremo de fervor religioso ¿No están ellos interesados en los beneficios del paraíso? Pareciera que no. Ellos envían a mujeres proscriptas, a adolescentes ingenuos, a retrasados mentales y a jóvenes incitados hasta la radicalización. Les prometen las delicias -en su mayoría sexuales del próximo mundo- y en algún caso -como las acciones de los terroristas palestinos- les pagan generosamente a los familiares después de que se ejecute el acto terrorista y suficientes personas inocentes hayan sido asesinadas.

Ningún predicador musulmán jamás se ha volado a sí mismo. Ningún hijo de político o líder religioso árabe lo ha hecho. Si en verdad este es un acto supremo de fervor religioso, ¿no están ellos interesados en los beneficios del paraíso?

La multiculturalidad europea confundió a menudo las razones y los móviles del terrorismo; los crímenes por “ataque suicida” no tienen nada que ver con la pobreza y la desesperación. La región más pobre en el mundo, con mucho, es África y allí nunca hay asesinatos por suicidio. Hay mucha gente desesperada en el mundo en diferentes culturas, países y continentes, pero la desesperación no le suministra a nadie explosivos, facilidades para reconocimiento de un blanco, ni logística y transporte, tal y como se vio en Paris y Bruselas.

Un asesinato suicida es simplemente una horrible y despiadada arma de terroristas crueles, inhumanos y bien financiados, sin consideración alguna por la vida humana, incluyendo la vida de sus propios compatriotas, pero con muy alta consideración por su propio y opulento bienestar, y por supuesto, por su deseo de poder.

Ocurre a diario: muchos regímenes que financian, arman y envían a los asesinos suicidas, condenan el acto en inglés frente a las cámaras de televisión occidentales, hablándole a una audiencia mundial que hasta les cree parcialmente. Sin embargo, para los ciudadanos de Oriente Medio, ha sido una rutina diaria escuchar al mismo líder ofreciendo declaraciones diferentes en árabe a su gente y en inglés al resto del mundo.

La incitación de la televisión árabe, acompañada por imágenes de horror y de cuerpos mutilados, se ha convertido en un arma poderosa de aquellos que mienten, distorsionan y quieren destruirlo todo. No obstante, hay que destacar que muchos dictadores árabes estimulan planes de estudios reñidos con la sana y normal educación que deben recibir niños pequeños en edad escolar, y el mundo occidental no se da cuenta porque sus propios televisores están sintonizando telenovelas y programas de juegos y entretenimientos.

Los yihadistas usan las palabras como un elemento sumamente relevante y las utilizan de manera sutil. El lenguaje es un aspecto fundamental para ellos. Se vio eso en los ataques a Paris y a Bruselas, pero lo mismo sucedió el 11 de septiembre de 2001. Una demostración en Madrid o París, apoyando al grupo integrista Hamas con ilustraciones y pancartas de niños de tres años vestidos como combatientes suicidas, es definida por la prensa y por algún liderazgo político como una “demostración por la paz”, por lo que huelga mayor ampliación del tema ante tan evidente wishful thinking.

Se puden tener opiniones diversas sobre guerras como las de Gaza o la brutal confrontación siria, pero referirse a los admiradores de ISIS, Al-Nusra, Hamas, Hezbollah, Assad o Nasrallah como activistas por la paz es demasiado. Eso sucede en varias ciudades occidentales. Y esto se financia y se promueve desde no pocos gobiernos árabes musulmanes.

Europa debió conocer que no fue en Le Bataclane donde el terrorismo yihadista suicida hizo su aparición. Hay hechos y actos terroristas documentados desde más de diez años atrás en esta modalidad; como el de la mujer palestina de las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa, que entró en el restaurante israelí de Haifa un mediodía soleado, observo a familias con gente anciana y niños almorzando en las mesas vecinas, almorzó y pago la cuenta. Luego se voló a sí misma matando a 20 personas incluyendo niños. Prestamente las televisoras del mundo, aun con los cuerpos desmembrados por todo el restaurante, calificaron a la terrorista como “activista” y “mártir” y lo mismo han hecho varios líderes y gobiernos en Oriente Medio. Lo que sigue a esto, generalmente, es que los dignatarios condenan el acto pero visitan a la afligida familia del suicida y el dinero fluye. Ahora pareciera que los europeos, luego de sentir los golpes infligidos en sus ciudades, y ante nuevas amenazas, están prestando atención a esta modalidad.

Es evidente que hay un nuevo juego, algo que tácitamente es reconocido por algunos estados: al asesino se lo llama “el ala militar”; al que le paga, lo equipa y lo envía a asesinar, se lo llama “el ala política”; y la cabeza de la operación es llamado “líder espiritual”. Hay numerosos otros ejemplos de tal nomenclatura Orwelliana que son usados a diario no solamente por los jefes del terror, sino por los medios de comunicación occidentales. Estas palabras son mucho más peligrosas de lo que piensa la gente. Ellas suministran una infraestructura emocional para las atrocidades.

Fue Joseph Goebbels quien dijo que si usted repite una mentira suficientes veces, la gente la creerá. Ahora, él está siendo superado por sus sucesores. Europa no debe cometer los mismos errores de 1940. El mundo ha cambiado demasiado desde entonces como para ser permisivos con sujetos que ejecutan actos de terror indiscriminados. La seguridad que Europa pueda brindar en la próxima Eurocopa demostrara en sus resultados si se ha comprendido la lección.

*Fuente: Infobae

Escrito por Administrador el dia 1:36. Tags: , . Subscribite a todas las respuestas de este post a traves de: RSS 2.0

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